Como cualquier carné de estudiante, el nuestro nos permite ingresar a bibliotecas, prestar libros, y recibir descuentos en entradas a museos y exposiciones; también, lo utilizamos como tarjeta de débito.
La función de débito nos facilita pagar recibos de teléfono, pasajes de autobús, y compras en tiendas de conveniencia—en cualquier pueblo o ciudad de Taiwán. El RFID (Radio Frequency IDentification, en español identificación por radiofrecuencia), incrustado en la tarjeta, ha hecho nuestro carné muy útil y, más importante aún, ha reducido nuestros egresos diarios; en trasporte, por ejemplo, el descuesto es 20%. Aquí, Andrea, de compras en un 7-Eleven.
Depositando
dinero en carné
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Huevos cocidos en caldo de té
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Registrando
compras
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Acercando carné a sistema de captura de pago RFID
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